Azul, la pequeña localidad de Provincia de Buenos Aires con más de 50 mil habitantes, no sale de su asombro. Después de un largo camino, una familia logró una nueva partida de nacimiento para su hija de cinco años que si bien nació varón, se autopercibe con el género femenino.
El camino de Flor para poder ser libre en su identidad lleva un año y medio de lucha y acompañamiento de sus padres. Su mamá comenzó a notar cómo su hijo utilizaba remeras a modo de vestido, utilizaba elementos para simular el pelo largo, manifestaba el deseo de ser una princesa y dejaba bien en claro que ella era una nena. Mariana, mamá de Florencia relató las primeras señales que notó en su hija: "Quería usar el pelo largo, probarse los vestidos y los zapatos de mamá. En ese momento, nos causaba gracia... no nos dábamos cuenta lo que ella nos quería decir. Nos decía que era una nena pero con el papá le explicábamos que no y se ponía mal. Consultamos con el pediatra que nos dijo que se debía a su fascinación con alguna mujer de la casa".
Pese a que los padres escucharon el consejo del pediatra, decidieron consultar segundas y terceras opiniones. Una segunda psicóloga, le recomendó ocultar el maquillaje y la ropa. Sin embargo, consultaron a una tercera quien le dijo claramente lo que sucedía: "Nos dijo que estábamos en presencia de una niña trans. Yo no lo podía creer. Desconocía el tema y me costó mucho al principio. No aceptaba la realidad que era más que evidente, porque sus indicios lo demostraban”.
Con el acompañamiento de los padres y la psicóloga, le consultaron qué nombre deseaba tener y que eligiera su propia ropa. Luego de recibir asesoramiento del Área de Género de la Provincia de Buenos Aires efectivizaron la anulación del documento y se les entregó una nueva partida, "poniendo punto final al último vestigio que quedaba de aquel niño que Florencia jamás fue, ella siempre fue Flor".
Facundo Achaga, el abogado de la niña contó cómo fue el proceso para definir el cambio: "A la hora de presentarnos le pregunté cómo se llamaba y me dijo, muy segura: me llamo Flor. Luego, le pedí que me escribiera su nombre y lo hizo sin titubear. Definitivamente esa era la forma en la que quería que la llamaran. Ella me dijo que quería que le cambiaran la foto y el nombre", agregó. Luego el profesional pidió que se dibujara, y Flor se retrató con vestido, pelo largo y zapatos.
"La sociedad ni nos tiene que cuestionar cómo somos si a nadie le hacemos mal porque en eso se basa nuestra identidad. La Ley de Identidad de Género que tenemos es de avanzada. No solo despatologiza al transgénero, sino que además permite adecuar la documentación a ese sentir. El género no se desarrolla en la adultez. Se empieza a desarrollar en la infancia y a veces desde muy temprana edad. Lo que pasa es que las primeras prohibiciones vienen de la propia familia. Después, la verdad siempre termina aflorando", resaltó el letrado.
Por último, cerró: "Estoy con el corazón lleno. Ha sido un placer poder acompañar a Flor en este camino".
