Usó una tintura para las cejas, pero le dejó cicatrices de por vida. Una mujer identificada como Nicola Tunstill, residente de Newcastle Upon Tyne, en el Reino Unido, debió ser ingresada en la sala de urgencias de un hospital luego de realizarse un tratamiento facial que al parecer era inofensivo.
La mujer visitó un centro de estética porque quería buscar la forma de resaltar sus cejas y, en medio del procedimiento, en el centro le sugirieron colocarse tintura para reafirmarlas de una forma “natural”.
Fue entonces como esta mujer accedió a someterse a este tratamiento, a pesar de que les advirtió a los profesionales del salón que ella era alérgica a un componente denominado parafenilendiamina (PPD), un químico que puede encontrarse en las tinturas para el cabello.
A pesar de que la mujer no estaba convencida de realizarse el tratamiento, una de las esteticistas le insistió, ya que decía que iba a estar todo bien y que no correría ningún riesgo ligado a una reacción alérgica.
La mujer aceptó por cansancio y entonces procedieron a teñirle las cejas. En el momento sus cejas se veían espectaculares, lucían más voluminosas y radiantes pero esa misma noche sucedió lo inesperado. Nicola declaró al diario The Sun que “se sintió en llamas”.
A causa de la tintura, la mujer de 34 años se le había hinchado la cara, tenía sensación de picazón, ardor y mucho calor en el rostro. La mañana siguiente, cuando despertó, el cuadro había empeorado, ya que tenía dificultades para respirar, su cuero cabelludo supuraba pus y tenía las cejas cubiertas de costras.
“Es impactante que les haya dicho que era alérgica al producto y, aun así, siguieron adelante. Nadie debería tener que experimentar el trauma por el que pasé”, comentó la mujer indignada. Tunstill se comunicó con el centro de estética con el propósito de informarlos sobre lo que había pasado y le extendieron una indemnización para compensarla por este mal momento.
