El universo de los casos que se tocan en Policías en acción es muy amplio, y va desde las situaciones más extremas a aquellas más risueñas y divertidas. En ese contexto, el ciclo mostró el control que se le realizó a un auto en el que viajaban cuatro jóvenes en Sarandí, en el partido de Avellaneda.
“¿Qué pasó chicos?”, les preguntó el cronista. “Veníamos del shopping”, respondió el dueño del auto. “Encima me lo compré hace poco el auto, la semana pasada, y hoy fui a retirar la cédula, imaginate”, agregó. “Encima lo lavamos hoy, todo, lo dejamos lindo”, intervino uno de sus acompañantes.
“¿Qué tenés, amigos o ayudantes?”, bromeó el cronista, haciendo alusión a los muchachos que lo acompañaban. “Hermanos tiene”, lanzó uno de ellos. “Y, si lo usamos todos hay que aportar”, agregó otro. “Para buscar chicas”, les dijo el cronista.
“Unas pares de perracas”, bromeó otro de los jóvenes, que finalmente fueron liberados y pudieron continuar su camino. “Seguramente salgamos, adonde nos lleve el viento, olvidate”, lanzó el dueño del vehículo, antes de arrancar nuevamente. “Se va el Conejo”, tiró uno de ellos, haciendo alusión al dueño de otro auto que los acompañaba, antes de seguir viaje.
Policías en acción: un casamiento accidentado, pero con final feliz para “El Potro” y “La Reina”
En Policías en acción no todo es persecuciones y detenciones de delincuentes, también hay lugar para un costado más divertido. Es el caso de la situación que mostraron este miércoles, donde debieron asistir por el desmayo de un hombre durante una fiesta de casamiento, pero todo tuvo un final feliz. Todo comenzó cuando en Avellaneda una unidad fue requerida para brindar apoyo a una ambulancia del SAME.
“No sabemos porque fue confuso, la muchacha agarró el ramo y el marido como broma salió corriendo, empezaron a salir corriendo todos y ahí es cuando lo vieron así”, relató una de las personas presentes en el lugar. “Es mi marido, es el padre de mis dos hijos, mis tres, tengo otro más”, comentó la pareja del hombre que sufrió el desmayo, quien explicó que nunca antes había tenido un episodio similar.
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“Él se quiere casar”, agregó luego, ya un poco más distendida. “¿No están casados?”, le preguntó el cronista. “No, arrimaditos nada más”, lanzó ella, con una sonrisa. “¿Y hace cuánto que se conocen?”, quiso saber el cronista. “Veinte años, tengo un hijo que ahora en octubre cumple 20 años”, se sinceró. “Si nos casamos, nos separamos”, bromeó. “Es un potro, ¿vos sabés lo que baila mi marido?”, destacó sobre su habilidad para el baile. “Cachaca, polka, chamamé, brasilero, todo”, agregó al respecto.
“Bueno, vamos a seguir bailando porque te pego”, bromeó cuando lo vio llegar, ya recuperado. “¿Nos puede bailar un pasito?”, le pidieron, y al instante ambos ensayaron un baile en medio de la calle. “Bueno, un besito para terminar bien”, les pidieron luego. “Dame un piquito”, bromeó él, mientras se acercaba para besarla. “Yo soy la reina en la casa, chau chicos”, se despidió la mujer, quien aseguró ser quien “mandaba” en el hogar, antes de volver a la pista de baile.
