Fede Bal, conductor del programa “Resto del Mundo”, en su reciente viaje a Tokio, se encontró con una revelación inesperada. Tras un extenuante trayecto de 25 horas y dos vuelos “eternos”, y lidiando con el “jet lag”, el conductor llegó a un lujoso hotel. Aunque su habitación era “muy japonesa”, con camas al piso y hermosas cortinas, la verdadera “joya de Tokio” residía en el baño.
"Cuando vos vas al baño es una experiencia completamente distinta“, explicó Fede. Presentando a lo que él mismo denominó “su mejor amigo cuando vengan a Tokio”, Bal reveló el inodoro inteligente, de la marca “Toto”. Esta marca “muy importante” “hace prácticamente todo por vos”, incorporando el bidé directamente en su diseño.
Lo que cautivó a Fede fue el panel de control, que describió como “realmente increíble”. Cuenta con un “simbolito del culito”, un ícono internacional que se entiende para la función de lavado. La interacción comienza al sentarse: el inodoro “registra tu peso y te hace como un... rocío de desinfección maravilloso”, una especie de prelavado. La personalización es clave: se puede manejar “de adelante de atrás” gracias a su “doble chorro”, y ajustar “más presión menos presión” y “la posición”.
La experiencia de Fede Bal con lo que calificó la “joya de Japón”
La curiosidad llevó a Fede a probarlo en vivo para sus espectadores. Confesó que Juan, su productor, “quería filmar este este momento”, pero Fede le prometió hacerlo él mismo, considerándolo “demasiado” para la televisión. Al describir la sensación, Fede no escatimó en superlativos: “la sensación es increíble”.
La temperatura del agua era “cálida, entre cálido y fresquito”, una combinación que lo dejó maravillado. Su veredicto fue contundente: “es el mejor invento que hizo este país después del animé y del sushi”, colocándolo en un honorable tercer lugar entre las grandes innovaciones japonesas.
Para Fede Bal y la audiencia de “Resto del Mundo”, esta experiencia con el inodoro inteligente de Toto fue más que un momento de humor televisivo; fue una muestra de cómo la tecnología japonesa redefine lo cotidiano.
Desde un simple asiento de baño hasta una máquina de bienestar personal, el inodoro inteligente se consolida como un símbolo de la inventiva nipona, demostrando que incluso las tareas más básicas pueden transformarse en una “experiencia completamente distinta” y, como atestiguó Fede Bal, una “increíble”.
