Paola, la madre de Ezequiel, el joven de 16 años asesinado tras una salida en un boliche de Ituzaingó, exige justicia y protección para los amigos de su hijo, quienes hoy son testigos y atraviesan días de miedo y dolor. En una reciente entrevista con Telenoche, la mujer compartió el profundo temor que viven los adolescentes que acompañaban a Ezequiel la noche de su muerte.
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“Los amigos de mi hijo, los testigos, tienen miedo. Están asustados y no quieren que los filmen o los sigan porque tienen miedo”, expresó la madre, aludiendo a la falta de seguridad y apoyo que sienten los jóvenes tras el crimen.
El caso conmocionó a la comunidad. La investigación señala que Ezequiel habría sido atacado por una banda de jóvenes que operaba al estilo de las bandas “pirañas”, en grupo y de forma rápida y violenta. De los tres detenidos inicialmente, solo uno permanece bajo custodia, y se trata de un menor de 14 años, lo que genera una gran preocupación en la familia. Paola teme que, al ser menor, su implicación en el crimen no sea castigada adecuadamente y que esto deje a otros responsables en libertad.
El pedido de Paola para que protejan a los testigos
Paola también hizo un emotivo llamado a las autoridades y a la sociedad para que “cuiden a los chicos buenos”. Según relató, los amigos de Ezequiel no solo están sumidos en el dolor, sino que también son víctimas de amenazas y sienten que podrían estar en peligro. “Yo necesito que los cuiden porque son chicos. Así como se cuida a los menores delincuentes, se debe cuidar a los chicos sanos, buenos, que aportan a la sociedad. Es lo que más quiero, que los cuiden”, reclamó.
Paola también agradeció el apoyo recibido por parte de la comisaría de Ituzaingó y el municipio de Morón, quienes la asistieron en estos difíciles momentos. Sin embargo, su dolor y sus dudas no se disipan, ya que sospecha que Ezequiel no recibió la atención médica adecuada tras el ataque. “Me dijeron que lo vieron y le aconsejaron que se mantuviera despierto dos horas porque pensaron que estaba ebrio”, comentó con dolor. Paola señala que este detalle es crucial, ya que podría haber influido en el desenlace fatal.
Mientras la investigación sigue en curso, Paola se aferra a la promesa de proteger a los amigos de su hijo y sigue exigiendo justicia. Para ella, no hay consuelo posible sin respuestas claras y medidas que eviten que otros adolescentes pasen por el mismo dolor. “Yo ya no tengo más nada que perder, pero quiero cuidar a los que quedan y necesito saber qué pasó con mi hijo”, concluyó.
