Débora es el nombre de la joven apuñalada por su expareja en una pizzeria en la calle Quesada, en el barrio de Núñez. El atacante, identificado como Sergio Sarria (41) apuñaló a la madre de su hija 29 veces y, milagrosamente, sobrevivió al brutal ataque. En Telenoche compartieron su palabra.
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Desde el lugar de los hechos, Darío Lopreite contó: “La viene a buscar acá con una navaja y empieza a agredirla. No satisfecho, toma un cuchillo que era el que Débora usaba para cortar las pizzas que evidentemente no tenía buen filo y eso le ha salvado la vida porque tiene heridas por todos lados”.
“Débora posee heridas en un ojo, en el cuello, en los brazos, en las piernas y en la espalda. Todos son puntazos que este hombre le daba, enseguecido, para matarla. Y menos mal que no lo pudo hacer. Ya tiene el alta. Es un milagro lo que le pasó a Débora”, agregó el periodista.
La palabra de Débora, la joven que recibió 29 puñaladas
Tras ser dada de alta, Débora pudo hablar y contó cómo vivió el ataque de su expareja.“Entró por la fuerza, atacó a mi compañero, después me atacó a mí. Me atacó con alguna navaja, algún cuchillo que él trajo, después con un cuchillo con el que yo trabajo en la pizzería”, se la escucha decir.
“Gracias a Dios no estaba tan afilado porque si no seguramente me podría haber asesinado porque es un cuchillo como de carnicero con el que corto las pisas. Me pegó por todos lados, me golpeó la nariz. Tengo una apuñalada dentro de la órbita del ojo derecho. El ojo también está medio complicado”, agregó.
“Tengo un corte re grande en el codo porque justamente con ese cuchillo me cortó. Milagrosamente no logró matarme, creo que en gran parte por la ayuda que recibí de los vecinos, de mi compañero, que lo trataron de golpear, de quitarmelo de encima, pero estaba furioso”, se la escucha decir a Débora en el audio.
“Me quiso matar como un animal, la verdad. Cuando me atacó no me dijo nada, mientras me atacaba tampoco me decía nada, solo sé que me pegaba, me pegaba, me pinchaba por todos lados. Todas las puñaladas que tengo son en las costillas, en el cuello, en la cara, en el ojo. Fue terrible, aterrador”, agregó.
Luego, siguió contando: “Estaba desesperada. Lo único que se me cruzaba en la mente era cómo escaparme. Y no podía porque no me soltaba. Mis vecinos, mi compañero, todos trataban de alejarlo. Y como que él se daba vuelta, trataba de evitar que los sigan molestando, y volvía una y otra vez sobre mí”.
Con respecto a cómo era su relación antes del ataque, contó: “Yo estaba separada de él hace un poco más de un año, viví 23 años con él, y en esos 23 años siempre hubo violencia. Nunca lo denuncié porque, qué sé yo... cuando uno vive ahí no tomas conciencia cuando estás en ese círculo vicioso”.
Además, declaró: “Es el padre de mi hija, entonces siempre supuse que si lo denunciaba le hacía alguna especie de daño. Nunca pensé en mí. Nunca lo denuncié. Siempre hubo violencia, bastante violencia, pero no, nunca fui capaz de denunciarlo. Sí, con mi hija pude hablar. Ella está desolada, pobre, está triste, porque ella más que mal es su padre y ella le tiene cariño”.
Por último, declaró: “Con ella también en algún momento fue un poco agresivo verbalmente y entonces ella le puso cierta distancia. A ella nunca le pegó, pero sí tuvo algunas agresiones verbales que ella se las marcó y como que él aceptó el límite que ella le puso. De ella lo acepta porque obviamente es la hija y él la ama o dice que la ama pero nada a mí me trató literalmente de destruir. No me quiere en el mundo”.
