La expansión de barrios privados en el Gran Buenos Aires generó un fenómeno cada vez más frecuente: la convivencia forzada entre la fauna autóctona y los nuevos asentamientos humanos. Primero fueron los carpinchos en Nordelta, y ahora, en distintas zonas del conurbano bonaerense, la presencia de zorros comenzó a incrementarse dentro de los countries, generando un intenso debate entre los residentes.
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Según especialistas en vida silvestre, la presencia de estos animales no es algo nuevo. De hecho, estaban en estas áreas antes de que se desarrollaran los barrios privados. La pandemia de COVID-19 habría acelerado su regreso, ya que la menor circulación de personas y el aumento de espacios verdes favorecieron su reproducción.
Hoy, sin embargo, los zorros son vistos por muchos vecinos como una amenaza. Se han reportado ataques a mascotas, especialmente perros pequeños y gatos, lo que causa temor entre los residentes. Algunos optaron por soluciones caseras, como salir con palos para ahuyentarlos, mientras que otros los alimentan sin considerar que esto puede agravar el problema.
El dilema: ¿cómo convivir con los zorros en los countries?
El fenómeno tiene divididos a los habitantes de estos barrios cerrados. Mientras algunos consideran que los zorros deben ser reubicados, otros creen que se debe aprender a convivir con ellos de manera responsable. La Fundación Vida Silvestre Argentina advierte que darles alimento artificial, como huesos de asado, solo facilita su adaptación a la vida urbana y acelera su reproducción.
El director de la fundación, Manuel Jaramillo, habló con Telenoche y explicó que “estos animales no deben ser acosados ni alimentados. Lo ideal es reducir las condiciones que les resultan atractivas en las zonas urbanizadas, como la disponibilidad de comida fácil y la falta de depredadores naturales”. También destacó que la presencia de zorros tiene beneficios ambientales, ya que ayudan a controlar poblaciones de insectos y roedores.
Uno de los puntos más criticados por los vecinos es la falta de intervención estatal. Muchos creen que la Dirección Provincial de Flora y Fauna debería tomar medidas para evitar que la situación se descontrole. Sin embargo, la legislación argentina protege a los zorros, lo que impide su caza indiscriminada. Solo un organismo estatal puede autorizar su reubicación en caso de considerarlo necesario.
Mientras tanto, los especialistas recomiendan medidas preventivas, como no dejar comida al alcance de los zorros, evitar la presencia de mascotas sueltas y utilizar sistemas de luces con sensores de movimiento para disuadirlos. “No se trata de exterminarlos, sino de encontrar un equilibrio que permita la coexistencia sin conflictos”, concluyó Jaramillo.
