A más de una década de haberse anunciado como obras estratégicas para el desarrollo de Santa Cruz, hoy varias rutas construidas durante los gobiernos kirchneristas siguen marcando el mapa de la desidia. Promesas de conectividad que nunca se cumplieron, millones invertidos en tramos inconclusos y empresas que se repiten en las licitaciones: ese es el entramado que dio origen a la Causa Vialidad, un expediente judicial que podría llevar a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner tras las rejas.
El caso, que está en su etapa final, expone cómo se adjudicaron de forma irregular 51 contratos de obra pública a empresas vinculadas al empresario Lázaro Báez. Pero más allá de los números y las planillas, la realidad de las rutas en el sur del país habla por sí sola.
La Causa Vialidad: la ruta que no conduce a ninguna parte
En Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, existe un trazado vial que desde hace años es conocido como “la ruta que no conduce a ninguna parte”. Se construyó en 2009, por la empresa Kank y Costilla, de Lázaro Báez, y tuvo un costo de 79 millones de pesos.
“Es una ruta que está hace muchísimos años, no se inauguró nunca. Como vos ves, esto no es una mentira, nosotros acá estamos parados en el medio de la nada”, relató la periodista Nadia Monasterolo, en el informe de archivo de Periodismo para todos que se hizo en 2014.
La obra tenía como supuesto objetivo conectar la ciudad con un aeropuerto. Sin embargo, el aeropuerto jamás fue construido. Más insólito aún: pese a su inutilidad, el Concejo Deliberante decidió bautizarla con el nombre de Néstor Kirchner.
“Podría haberse invertido en un colegio más, en asistencia al hospital, que en realidad está haciendo falta, como los jardines que tienen problemas edilicios y un montón de cosas más”, reclamó Roberto Córdoba, constructor de la zona.
Los proyectos de Lázaro Báez, inconclusos
A unos cientos de kilómetros al norte, en el corazón desértico de Santa Cruz, se extiende la ruta provincial 47, otro emblema de la causa. Atraviesa 170 kilómetros de terreno hostil y, según lo anunciado en 2011 por el entonces ministro de Planificación Julio De Vido, debía estar completamente pavimentada. Pero el 80% sigue siendo de ripio.
La obra fue dividida en dos tramos: uno adjudicado a Kank y Costilla, y el otro a Autra Construcciones, ambas de Báez. El presupuesto inicial fue de 1.200 millones de pesos, convirtiéndola en la ruta más cara del país.
Según el informe, en el kilómetro 70 de la ruta se puede observar cómo una parte comienza y termina abruptamente, mientras la otra continúa sin avances. Ni siquiera hay máquinas trabajando.
En 2006 se anunció con bombos y platillos la construcción de una autovía entre Rada Tilly y Caleta Olivia, otro proyecto ligado a Báez. Debía facilitar el tránsito en una de las zonas más transitadas de la provincia. El presupuesto fue de 126 millones de pesos, pero solo se construyeron 6 kilómetros.
Esta sucesión de obras inconclusas y sobrevaloradas forma parte del corazón de la Causa Vialidad. Allí se investiga el favorecimiento sistemático a Báez durante los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner. Entre las pruebas que presentó la fiscalía se encuentran mensajes del exsecretario de Obras Públicas, José López, célebre por haber arrojado bolsos con dinero en un convento.
Uno de esos mensajes, fechado el 23 de noviembre de 2015, dos días después de que Mauricio Macri ganara las elecciones, fue clave. José López le escribió al presidente de Autra Construcciones: “La señora la veo el lunes”. Ese lunes fue parte del operativo “Limpiar todo”, según concluyeron los fiscales.
En Telenoche remarcaron que los jueces y fiscales afirman que Cristina Kirchner “no podía desconocer lo que pasaba en Santa Cruz”. No solo por ser presidenta, sino también porque se trataba de su provincia natal y base política. A pesar de no tener condena firme, la causa judicial sigue su curso, con la posibilidad de que la exmandataria sea finalmente condenada.