El reciente accidente doméstico que sufrió la periodista María Julia Oliván encendió las alarmas sobre el uso de estufas a bioetanol, un artefacto cada vez más popular por su diseño moderno y su apariencia “limpia”, pero que esconde serios riesgos si no se maneja con extrema precaución.
Según relató la propia Oliván, el incidente ocurrió en las oficinas de Border Periodismo cuando quiso verter el combustible a la estufa, el fuego se propagó rápidamente y alcanzó su ropa.

A pesar de su rápida acción, sufrió quemaduras en el 25% de su cuerpo y debió ser hospitalizada. Su recuperación incluye una intervención quirúrgica.

El accidente de Oliván no es un caso aislado. En el informe especial de Telenoche, recordaron otros hechos similares, como el trágico incendio en un bar de San Miguel, donde una persona murió al intentar recargar una estufa de este tipo mientras aún estaba encendida.

“Estas estufas son muy estéticas, no tienen humo y no requieren ventilación, lo que las hace parecer inofensivas. Pero su uso requiere de recaudos muy estrictos que muchas veces se ignoran”, dijeron en el ciclo.
Qué es el bioetanol y por qué es peligroso
El bioetanol es un combustible líquido renovable, generalmente producido a partir de caña de azúcar. Se utiliza en estas estufas por su combustión “limpia”, pero su alta inflamabilidad puede ser letal. A diferencia del gas, que tiene olor y permite detectar una pérdida, el bioetanol arde con una llama muchas veces imperceptible a simple vista, lo que incrementa el riesgo.

En este informe también alertaron sobre los errores más comunes y peligrosos es intentar recargar la estufa cuando el quemador aún está caliente. “La llama puede no verse bien y uno asume que está apagada. Pero basta una chispa para que todo se encienda”, explicó.
Las precauciones que hay que tener en cuenta antes de usar las estufas de bioetanol
En diálogo con Telenoche, Pablo Barbero explicó que estos hogares decorativos vienen creciendo en ventas desde hace ocho años, en gran parte por lo fácil que resultan para ambientar cualquier espacio. “Quedan estéticamente muy lindos, no requieren instalación ni tiraje, y la combustión es limpia: no deja monóxido de carbono ni olores”, aseguró.
Sin embargo, advirtió que el mal uso sigue siendo el principal problema: “Mucha gente recarga el bioetanol con el quemador encendido o aún caliente. Y eso es extremadamente peligroso. Es como echar nafta al fuego”.
El fabricante insistió en que, como todo elemento que involucra fuego, estos hogares requieren de “medidas de seguridad normales”: no rellenar en caliente, evitar acercar materiales inflamables y no dejar el dispositivo sin supervisión.