En un país donde la subrogación de vientre aún no cuenta con una legislación clara, la historia de Perla, una mujer que decidió gestar mellizos para una pareja de hombres australianos, marca un antes y un después en la conversación sobre maternidad, derechos reproductivos y diversidad familiar.
Perla tiene 38 años, un hijo de 9 llamado Leonidas, y una convicción: su cuerpo podía ayudar a cumplir el sueño de otros. Así fue como, tras ver una publicación en Facebook sobre subrogación de vientre, decidió embarcarse en un camino inédito y profundamente transformador. “Cumplía con todas las condiciones y pensé: ¿por qué no? Si tengo el cuerpo, puedo”, relató en una entrevista con Telenoche.
Además de su deseo solidario, Perla también consideró la compensación económica ofrecida por el proceso. “Ponía mi cuerpo, mi salud, mi tiempo... Me pareció justo que eso tuviera un valor. Pensé en usarlo para cosas con mi hijo”, explicó. Finalmente, recibió una suma de 12 mil dólares por todo el proceso, y un adicional por tratarse de un embarazo múltiple.

Aunque la modalidad habitual suele incluir una videollamada entre los padres intencionales y la mujer gestante para garantizar afinidad, en el caso de Perla no hubo tiempo para eso. “Ya tenía papás asignados. Me descolocó, pero decidí confiar”, contó. La conexión, sin embargo, se dio igual: tras la transferencia embrionaria exitosa, Perla sorprendió a la pareja con una foto suya sosteniendo un cartel que decía en inglés: “Estoy embarazada. ¡Lo logramos!”. Ellos respondieron con otro cartel, esta vez en español. Desde entonces, comenzaron a construir un vínculo que trascendió la gestación.
Gestar sin ser madre: ¿Qué dice la ley en Argentina?
El embarazo avanzó sin complicaciones, aunque con una sorpresa: eran mellizos. “Dije, si puedo con uno, puedo con dos. Algo adentro mío me decía que iban a ser dos”, recordó. La cesárea se adelantó unas semanas por la rotura prematura de bolsa. Uno de los padres pudo estar en el quirófano, y ambos participaron activamente durante la internación de los bebés.
“Hasta que no estuvieron fuera de neonatología y en brazos de sus papás, no sentí que mi misión estaba completa”, confesó Perla, quien fue legalmente la madre de los bebés durante un breve período, hasta que se completó la adopción por integración.
La gestación por sustitución, también conocida como subrogación de vientre, no está prohibida en la Argentina, pero tampoco está regulada. Esto genera un vacío legal que obliga a inscribir como madre a la mujer gestante, incluso si no tiene vínculo biológico ni desea ejercer ese rol.
El abogado Andrés Gil Domínguez explicó en Telenoche que la decisión reciente de la Corte Suprema de Justicia fue en contra de la jurisprudencia previa, y que “impone a la gestante una filiación que no desea, obligándola a figurar como madre cuando no quiere serlo, no aportó gametos ni buscó ese embarazo”. Esto supone un retroceso para quienes buscan formar una familia por vías alternativas y para las personas gestantes que quieren ayudar, pero no desean ser reconocidas como madres legales.
Hoy, un año después del nacimiento de los mellizos, Perla mantiene contacto frecuente con los papás. Se envían fotos, mensajes, y comparten recuerdos de ese vínculo que comenzó con un sueño compartido y se materializó en una historia real de afecto, respeto y decisión. “Lo volvería a hacer”, concluyó.