En el mundo de la jardinería abundan las curiosidades y trucos. Uno de los más comentados consiste en clavar fósforos usados o nuevos en la tierra de las macetas. Este método, que puede parecer muy extraño, es una solución casera para mejorar la salud de las plantas.
La razón detrás de esta práctica es que los fósforos contienen azufre, un nutriente esencial para el desarrollo de las plantas. Al introducirlos en la tierra, especialmente con la cabeza del fósforo hacia abajo, se liberan pequeñas cantidades de este componente. El azufre actúa como un repelente natural contra plagas como pulgones. Además contribuye al fortalecimiento de la planta y puede mejorar la calidad del suelo.
Se recomienda clavar entre 2 y 4 fósforos por maceta. Además reemplazarlos cada dos semanas. No deben utilizarse en exceso ni en plantas muy jóvenes o sensibles, ya que podrían alterar el equilibrio del sustrato. Este truco es una alternativa económica y accesible para quienes buscan cuidar sus plantas sin recurrir a productos químicos industriales.

Qué hacer para que las plantas crezcas fuertes
Para que las plantas crezcan sanas y fuertes, lo primero es asegurarse de que reciban la cantidad adecuada de luz según su especie. Algunas necesitan sol directo, mientras que otras prefieren luz indirecta o sombra. El riego también es clave: no todas requieren la misma frecuencia ni cantidad de agua. Lo ideal es comprobar la humedad del sustrato antes de volver a regar.
Además del agua y la luz, las plantas necesitan nutrientes. Usar compost casero o fertilizantes naturales en las cantidades correctas mejora la estructura del suelo y estimula el crecimiento.
También es importante airear la tierra cada tanto para evitar que se compacte. Y revisar las hojas y tallos para detectar a tiempo posibles plagas.
Por último, elegir una maceta con buen drenaje y adaptar el tamaño del recipiente al crecimiento de la planta permite que las raíces se desarrollen correctamente y absorban mejor los recursos del suelo.