Como en un colectivo, Guido Kaczka vendió chocolates a todos en el piso de A todo o nada. Resultó que el participante trabaja como vendedor ambulante en el transporte público. El conductor le pidió que hablara como lo hace en el momento de las ventas y, mientras el participante recitó su discurso, Guido ofertaba los choclaste, que en un abrir y cerrar de ojos se vendieron todas las golosinas.
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