Los trillizos de San Luis dieron el batacazo en las dominadas de Bienvenidos a bordo, ya que vencieron a Antúnez con un récord para lo que va del programa.
Luego de que uno de los hermanos hiciera 46 el pasado viernes, el trillizo 3, como lo bautizó Guido Kaczka, alcanzó la cifra récord de 60, llegando entre los dos a las 106 y obligando a Antúnez a hacer la misma cantidad para superarlos.
Sin embargo, Antúnez apenas pudo llegar a 39, totalizando 84 junto con su compañero.
“¿Qué hacés, pero qué te pasa, pero lo vio locutor? Me cansé dice, yo no doy más de contar”, le dijo el conductor apenas terminó.
“Los trillizos muy bien, excelente, ganaron 22 mil pesos los trillizos”, exclamó el conductor.
“Vinimos específicamente a eso”, dijeron confiados.
Diferencias con el carpintero
Antúnez sorprendió este viernes a Guido Kaczka al marcar sus diferencias con el carpintero respecto de su participación en la prueba de las dominadas y el grado de amistad que mantienen entre ellos.
El participante de Bienvenidos a bordo fue consultado por el conductor sobre la frecuencia con que se encontraba fuera del programa con el carpintero y con Cristian, el otro coequiper que trajeron para ayudarlos a derrotar a Kuza y Súper Román.
“Preparado Cristian, listo… ¿Cómo dice? Se hablan entre ellos. Algo se dijeron, se alentaban. ¿Qué se dicen?... ¿Ustedes tres se ven fuera de acá?”, les preguntó Guido, sin imaginarse la respuesta.
“Yo con él, más que nada. Porque entrenamos juntos”, le contestó Antúnez, haciendo referencia a Cristian.
“¿Y el carpintero?”, preguntó con sorpresa el conductor. “Y, solemos hablar, nada más”, le respondió, algo que nadie se imaginaba.
“O sea, que ¿ustedes son más amigos, Cristian y Antúnez?”, insistió Guido, que no terminaba de entender los vínculos entre ellos. “Siete años de amistad ya, de deporte”, profundizó Antúnez sobre su relación con Cristian, que estaba a punto de competir en las dominadas, ante la atenta mirada de Kuza y Súper Román.
“¿Con el carpi?”, insistió Kaczka, sin terminar de creerse lo que le estaban diciendo. “Y, ocho meses, de lo que llevamos acá”, le dijo, mientras el carpintero le chocaba la mano.
“Y bueno, ¡pero no es un bebé que le vas contando los meses a ver cuándo se encaja!”, lo retó Guido, provocando la risa de todos.
