Después del almuerzo, cuando la modorra ataca y ya se torna inmanejable, cuando los bostezos impiden seguir hablando es necesaria una siestita. No se trata de largas horas de sueño, sino unos treinta minutos de descanso, poquita cosa.
En medio de su participación en Los Ocho Escalones, Hernán Lombardi confesó que dentro de su despacho tiene un catre especialmente dispuesto para que, cuando durante las primeras horas de la tarde le da sueñito, poder descansar sin tener que abandonar el Ministerio.
Parece que la fórmula es tomar no más de media hora de siesta ¡y como nuevo! Ya descansado, puede seguir adelante con su apretadísima agenda del día.
