El chofer del micro que transportaba a Boca cuando fue atacado rompió el silencio. Darío Rubén Ebertz dijo que nunca había vivido algo así y que “la sacaron barata”.
“No pusieron las barreras de siempre para estos partidos. Sólo había unas vallas chiquitas, no estaban las de siempre. Hicimos el mismo recorrido de siempre. Para mí liberaron la zona”, aseguró el conductor.
“Me rompieron las ventanillas del costado. Reventaron los dos vidrios y yo intenté cubrirme la cara. Lo que más me dolió fue el botellazo que me pegó en la zona de la axila”, reveló.
“Fue una sensación fea, que pensé que nunca lo iba a vivir. Es un partido de fútbol, no la guerra. Parecía que íbamos a la guerra. Cuando salí del túnel de Libertador, que habré hecho 150 metros, me di cuenta. Por eso le hice señas a una de las motos para que acelere porque se iba a poner bravo. Otra no quedaba, tenía que acelerar", detalló Ebertz.
“Cuando recibo el golpe, me desvanezco y Horacio Paolini, el vicepresidente de Boca, tuvo que tomar el volante porque me quedé sin aire por unos segundos. Ahí pensé 'que sea lo que Dios quiera'”, aseveró y agregó: “Aceleré y me encontré otra vez con un montón de gente de River. Dije: 'Tragame tierra'. Cuando escuchaba a los chicos gritando arriba me agarraba más desesperación”.
"Si me desvanecía y nadie agarraba el volante no sé qué hubiera pasado", expresó.
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