Debajo esa apariencia entre bondadosa, comprensiva y espiritual, Milagros encierra una personalidad sumamente vil, perversa y violenta: su único interés es sacarle el dinero a “sus devotos” sin ningún tipo de miramiento, aunque esto implique aplicar tormentos.
Finalmente, La Pastora fue entregada a la policía por un familiar, alguien de su mismo clan. La mujer fue condenada a 14 años de prisión por homicidio agravado por alevosía reiterado en cuatro oportunidades. La policía sospechó que hubo cinco crímenes mas que no pudieron ser probados. Sus hijas y sus yernos recibieron 10 años de prisión cada uno. Los abogados de Milagros tramitaron prisión domiciliaria cuando cumplió 70 años. Le fue negada por mala conducta y actitudes violentas.
Mujeres asesinas
