Pablo se enamoró de la cantante de un bar que conoció cuando llegó de Santiago del Estero y vino a Ojos que no ven para declararle su amor.
Visiblemente tímido y extremadamente nervioso, durante todo el vivo tuvo inconvenientes para cumplir con las reglas del programa, la más importante de ellas no hablar en el momento en que su pretendida estaba con los ojos vendados.
El punto álgido llegó cuando tuvo que sentir los latidos de su corazón. “Sentilo, fijate si podés tranquilizarlo que está nervioso”, le indicó Andrea Politti a Gabriela. “Él va a poner la mano en tu corazón. Sin hablar, ¿ella está tranquila?”, le consultó a Pablo. A él, en plena lucha con sus nervios, se le escapó un sí.
Enseguida, la conductora le pidió que no hablara. “Va venda en la boca, va mordaza. Vení que te vamos a mordazar”, le advirtió.
“Es un tema el de los geminianos con el habla. Por lo general hablan demasiado, tiene tantas cosas en la cabeza que lo necesitan comunicar”, dijo Romina, la astróloga del panel.
El asistente de Politti, Damián, apareció en el estudio y procedió a ponerle un pañuelo para tapar su boca pero la expresión de Pablo demostraba una notable incomodidad. “¿Estás bien o te está matando?”, le consultó la conductora. Él atinó a asentir con su cabeza.
“No, no pará, se chifló el moño. Se nos retobó”, le dijo Andrea a Damián que tuvo que retirarse. Para bajar la tensión, ella decidió que quizás lo hacía sentir mejor hablar y expresarle lo que sentía a su amada Gabriela. “Voy a dejar que hable así se relaja”, anunció y agregó mirándolo a los ojos: “Decile nada más un frase, alguna que te represente”.
Pablo, murmurando, respondió: “No se me ocurre nada”.
¡Insólito!
MIRÁ EL MOMENTO DE #OjosQueNoVen
