Cecilia Zamora trabajaba en una heladería en Resistencia, pero un día la llamaron para ofrecerle un trabajo en el que ganaría más dinero. Cuando la convocaron, lo único que se acuerda es que tomó un vaso de agua y despertó directamente en Río Gallegos.
Cuando supo cuál era el trabajo se quiso ir, pero no podía superar las amenazas constantes. Su pareja quiso hacer la denuncia pero en la comisaría no se la aceptaron.
Su historia es impactante porque a pesar de haber recuperado la libertad, todavía sigue sufriendo consecuencias: ahora se está por separar. "Esto me va a durar hasta que me muera, no muchos entienden eso, estoy sola con mis hijas", afirmó Cecilia.
