“Cerró en febrero de 1997. Dijeron que cerraban por vacaciones y nunca más abrió. Hoy se está cayendo la mampostería”, contó Federico Wiemeyer en el informe de esta semana de El hombre drone, dedicado por completo a la tradicional Confitería del Molino.
El periodista contó que la familia dueña del edificio histórico que queda enfrente del Congreso “llegó a recibir ofertas de 20 millones de dólares y no quisieron venderlo. Hoy literalmente se cae a pedazos. Dicen que la familia no deja poner andamios y por eso se pueden ver los pedazos de edificio en ruinas.”
“Al rescate del Molino salió el Congreso Nacional”, contó Wiemeyer y explicó que los pasos a seguir son la expropiación del lugar, la puesta en valor del edificio histórico y la incorporación del Molino al patrimonio del Congreso, pero que la traba está en que aun no se expidió la comisión nacional de monumentos históricos.
El periodista también adelantó que “querían tenerlo listo para 2016, pero el proyecto requiere una inversión de 100 millones de pesos y todavía no comenzaron las obras.”
Alfredo Palacios, Eva Perón, Jorge Luis Borges o Carlos Gardel eran algunos de los clientes frecuentes de la tradicional confitería, que era un punto de encuentro para la burguesía argentina.
