El maestro jujeño Guillermo Duarte camina entre 12 y 14 horas para llegar a la Escuela N° 76 de Molulo, a 60 km de Tilcara, donde se queda 20 días a dar clases. Su travesía comienza a las 7:00 con un ritual a la Pachamama y soportando temperaturas bajo cero. Luego, va por senderos de herradura, muy angostos, que solo se pueden transitar a pie o en lomo de mula, con picos de más de 4.200 metros sobre el nivel del mar. También hay tramos en subida y el terreno es irregular y pedregoso. Literalmente, se juega la vida, pero no le importa. “Pensar en los niños es lo que te da fuerzas”, asegura.
En el camino, un grupo de soldados se suman y cargan listones de machimbre sobre sus hombres para hacer refacciones en el colegio.
Faltando cuatro horas para llegar se le rompen las zapatillas, pero no le importa. Sigue.
Minutos antes de finalizar el día, arriba a su lugar. Está cansado y con mucho frío porque durante el último trayecto nevó. Lejos de ir en busca de su merecido descanso, hace un fuego e invita a los soldados y al equipo de Telenoche con “algo caliente”.
Luce extenuado, pero no le importa. Acaba de tocar el cielo con las manos. “Soy la persona más feliz del mundo cuando llego a la escuelita”, confiesa.
El día después lo arranca bien temprano. Lo esperan sus chicos para izar juntos la bandera argentina hasta lo más alto.
