Violetta es sorprendida en su propia casa al ver a Diego entrar sin permiso, sin que ella lo invitara y para colmo de males, no queria verlo más. Él, insistente, se toma el atrevimiento de invadirla y ambos intercalan palabras en una discusión que es interrumpida por la entrada de León. La joven nerviosa entra en llanto pidiendo que ambos se vayan y la dejen en paz. Por suerte, su padre se encontraba en la casa y fue quien le puso corte a este tema echando a los dos galanes que luchan por su corazón.
