La posición en la que descansamos puede influir mucho más de lo que pensamos en la salud. En los últimos años especialistas destacaron las ventajas de dormir del lado izquierdo, una postura que va más allá del simple confort y ofrece beneficios sorprendentes para la digestión y el funcionamiento del corazón.
Uno de los principales beneficios de dormir sobre el lado izquierdo está relacionado con la anatomía del sistema digestivo. En esta posición, el estómago y el páncreas quedan suspendidos de manera que facilitan la producción y el flujo de enzimas digestivas, lo que mejora la digestión durante la noche. Además, al estar el estómago ligeramente más bajo que el esófago, se reduce la posibilidad de reflujo gastroesofágico, esa molestia tan común que provoca ardor y malestar tras acostarse.
En cuanto al sistema cardiovascular, dormir del lado izquierdo favorece el funcionamiento del corazón. Esta posición ayuda a optimizar el flujo sanguíneo, ya que evita la presión sobre la vena cava inferior, una de las principales venas que transporta la sangre desde la parte inferior del cuerpo hacia el corazón. Al reducir esta presión, se facilita la circulación y se disminuye la carga sobre el corazón, lo que puede resultar especialmente beneficioso para personas con problemas cardíacos o hipertensión. Esta postura puede ayudar a aliviar la presión arterial alta y mejorar la función linfática, colaborando con la eliminación de toxinas.
Otros hábitos que pueden mejorar la salud
Además de prestar atención a la posición al dormir, hay otros hábitos que pueden mejorar la calidad del descanso y la salud. Mantener una rutina regular de horarios para acostarse y levantarse ayuda a regular el reloj biológico. Es fundamental también crear un ambiente propicio para el descanso: una habitación oscura, silenciosa y con una temperatura fresca contribuye a que el cuerpo se relaje y entre en los ciclos de sueño necesarios para la recuperación física y mental.
Otro consejo clave es limitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir. En lugar de mirar pantallas, se recomienda optar por actividades relajantes como la lectura o la meditación. También se aconseja evitar comidas pesadas, cafeína o alcohol en las horas previas a acostarse. Ello favorece un sueño más continuo y reduce las interrupciones nocturnas.
